16.9.05

Como cada mañana

Esa irrefrenable fuerza que cada mañana te ataca como un vendaval certero, que te impide seguir tus propias ensoñaciones, esas en la que uno es dueño de una impresionante cama llena de almohadas mulliditas y de cientos de despertadores rotos a los lados.

Esa impotencia que cada mañana, te impide maldecir en todos los idiomas que uno conoce, los que conocen en el resto del planeta y en alguno nuevo inventado para la ocasión.

Esa monumental paliza contra el decoro que como cada mañana, te deja una vez más absorto ante lo inherente de la estupidez humana.

Por dios, que alguien pare los ataques terroristas de la tercera edad en los transportes públicos de cada mañana.

1 comment:

El Selenita said...

Me uno a tu causa, compadre.