11.11.05

Sus ojos

La cruda realidad se le dibujó en los ojos en el preciso instante en que su minifalda entró en serio conflicto con sus sueños.
De pequeña era la niña mas bonita del barrio. Sus perpetuas trenzas recordaban a los campos de trigo en las horas en que el sol ilumina con mas fuerza el dorado de las espigas, sus ojos azules verdosos, donde se podría llegar a anunciar mareas, su fina cara y sus ágiles extremidades le dotaban de tal título.
Todos los niños del vecindario siempre la acompañaban haya donde fuera. Gran aliciente para tanta amabilidad masculina, era lo particular de los juegos íntimos a los que sometía a sus mas cercanos amigos.
¿Quién no recuerda su lengua registrando nuestra cavidad bucal, como contándonos todas las muelas? ¿Qué chico del barrio no siente aun un escalofrío al recordar sus delicadas manos en nuestros jóvenes penes provocándonos los primeros orgasmos en compañía? ¿Qué compañero de clase no ha hecho deberes por duplicado para perder la virginidad en aquellas irresistibles caderas? ¿Quién no ha derramado una mínima lagrima recordando como sus rojos labios recorrían nuestras pollas?
Ella siempre soñó con llegar a tener un marido, una casa, hijos, etc. Todos aquellos tópicos que sus padres, casi a patadas, le metieron en la cabeza. Lo soñó tanto que fue alegrando a todos los chavales y hombres del barrio, con el fin de que alguno le regalara todos aquellos sueños.

Ayer me la encontré prostituyéndose entre Montera y la plaza del Carmen. Sus trenzas seguían casi intactas. Aun con aquellos lazos que su madre le solía poner para sujetarlas. Pero sus manos no eran aquellas que te hacías sentir como si una nube te acariciara los genitales. Su cara, parecía la paleta de un mal pintor que no ha llegado a encontrar el color que precisa. Sus labios, antes cálido abrigo de tantos penes novatos, ahora colgaban de las comisuras como queriendo señalar sus pechos, los cuales no eran más que dos pequeñas arrugas debajo de una camiseta sucia y ajustada.
Me dijo que no me recordaba del todo. Primero me confundió con varios de mis amigos, luego con mis hermanos. Al final abrió los ojos de par en par y gritó mi nombre. Se hecho a llorar y me abrazó. Cuando se separó de mi pecho pude ver sus ojos con detenimiento. Si, aquellos ojos seguían recordando el mar. Se lo dije, con el fin de animarla. Miro hacia el suelo mientras decía: “La cruda realidad se me dibujo en los ojos en el preciso instante en que mi minifalda entró en serio conflicto con mis sueños, querido.”
Volvió a mirarme. Me besó como lo hacia entonces y mientras me cogía de la mano me dijo: “Ven conmigo, esta noche follas gratis”.

8 comments:

Lula Towanda said...

Bonito relato. He llegado a tu blog vía el de burtonbk, donde has dejado un comentario sobre el lugar de nacimiento de Cristo. Me ha hecho mucha gracia, tanta como tu nick bloguero, muy parecido sonoramente al mío.

Nuwanda said...

He de dejar constancia de un par de cosas.
La primera: sigo manteniendo mi pensamiento sobre el lugar de nacimiento de cristo.
La segunda: juro (ante notario si es preciso) que ha sido solo casualidad.

Palanqueta said...

Nuwanda , no vivirá usté en mi mismo barrio , su cara me suena de haberle servido algunas tortitas alguna mañana , eso si , el bigote es lo que no me es familiar.....

Nuwanda said...

Lo del barrio, es obvio que no lo se, ya que no se donde vives. De todas maneras puede ser, ya que soy gran aficionado a las tortitas, pero en lugar de nata, mi dosis de azucar la pongo en el café. En cuando a lo del bigote... hace tiempo que me afeité. Quien sabe si ademas de ser asiduo a tu establecimiento de tortitas, tb eres tu clienta de mi chica. Tiene una peluqueria. Tb depilan. Y lo hacen tan bien.

Musa Errante said...

Buen relato...eso pasa muy seguido, tal vez más de lo ke tu y yo pensamos...oye, no entendí el comentario que me dejaste en el blog...pero bueno, gracias de todos modos...estaré atenta a este blog

Jorge Magano said...

Sensacional relato. Me suena haber vivido algo semejante, aunque los protagonistas eran un transexual de prófugas tetas, una china de hachís y un puñado de argentinos de la misma Italia. Ahora que lo pienso, la historia es totalmente distinta, pero la zona sí era la misma.

Y a mí no me engaña, Nuwanda. Con todos mis respetos, no es usted más que un alma sensible que dice palabrotas.

Nuwanda said...

Jajajaja. Estimado Ultraísta. Han llegado a mis oídos rumores sobre como su cabeza barajea la posibilidad de alguna posible identidad mia. Siento decepcionarle. No le han contado toda la verdad.
Pero no se preocupe. La verdad siempre da a luz.

Palanqueta said...

Me ponen cachonda las peleas de machotes .
Nuwanda , afeitate el bigote antes de hablar que no se te entiende :-P

Saludos